Nora Hernández González: Entre puentes, danzas y recuerdos

Nora Hernández González.

Por Samali Benítez Guerrero

“Matanzas tiene algo que hace volver”. Eso asegura Nora Asunción Hernández González, quien fue bailarina, coreógrafa, directora, profesora e incansable mujer. Una sola calle separa al mar de la entrada de su casa, si la pequeña sala donde nos acogió se inundará algún día seguro que Nora bailaría con el vaivén de las olas. El olor a sal envuelve la estancia y con el movimiento de los sillones la conversación fluyó como los ríos matanceros.

¿Dónde fueron sus primeros estudios danzarios?
Comencé en la primera escuelita que se abrió en el Teatro Sauto en el 1960, a la cuál entramos después de hacer las pruebas de actitud requeridas, todos los que estábamos en el grupo de aficionados que dirigía Jesús Fernández. Edith Yerina, bailarina del Ballet Nacional de Cuba, y Rodolfo Reyes, del Conjunto Folklórico Nacional, eran los coreógrafos, mientras que Adela Escartín nos daba clases de actuación. En la escuela de Alberto Alonso alcancé un gran desarrollo con los profesores Cristy Domínguez, Sonia Calero y el propio Alberto, entre otros. Empecé ahí a dar mis primeros pasos hasta que soy escogida para el primer grupo de Instructores de Arte en el Hotel Habana Libre. Fueron pocos porque la selección fue rigurosa y salimos unos cuantos nada más. Me gradué en 1962 como instructora y soy seleccionada para representar a Cuba en el Festival Internacional de la Juventud en Finlandia.

¿Nos podría contar un poco sobre su labor profesional?
Fui coreógrafa del grupo Lírico de Matanzas, de Teatro Papalote, Teatro D’Sur, el Mirón Cubano, que en aquel momento se llamaba Teatro Dramático. Trabajé junto a Miram Muñoz, en el Teatro Ikarón y tiempo después en Danza Espiral, de donde fui una de las fundadoras y creadora de la primera versión de Cromatismo y danza. Colaboré en la Escuela de Arte como profesora y coreógrafa, de ahí es que sale un espectáculo llamado Un mundo sin final. Impartí clases en la Escuela de Instructores de Arte René Fraga Moreno.

Estuve en Angola donde hice un espectáculo bien cubano y divertido para los combatientes que estaban allá durante la guerra. Estaban pasando por momentos muy difíciles y necesitábamos levantarles el ánimo. Mozambique me acogió durante la temporada en que fui directora del Conjunto de Canto y Danza Mozambicano, con quienes se lograron grandes funciones que llegaron a Francia, España y otros lugares de Europa. Polonia y Bulgaria fueron sede del Festival Internacional Folclórico, en donde junto a Columbia del Puerto, un grupo cardenense de rumba, obtuve el gran premio.

Nora Hernández, más conocida como Chiquitica fue fundadora de la UNEAC en Matanzas y es miembro activa del proyecto comunitario La Calle de la Danza, propuesta cultural matancera que sólo se mantiene en el municipio de Cárdenas. También es una participante activa en los Festivales del Carbón en la Ciénaga de Zapata. Su experiencia en la creación danzaria, le permitió formar parte del jurado en el concurso televisivo Para Bailar. Este concurso tenía como objetivo recuperar el baile en pareja, que en ese momento se estaba perdiendo.

¿Considera que deberían retomarse este tipo de concursos?
Siempre es necesario hacer ese tipo de cosas para obtener nuevos talentos y recuperar las tradiciones. De ahí no sólo salieron parejas de bailarines jóvenes, sino que muchos entraron por separado a agrupaciones como el Conjunto Folklórico Nacional de Cuba.

¿Después de su jubilación, siendo Metodóloga Provincial de Danza, cómo se mantuvo vinculada a la cultura?
Creé un pequeño taller para niños donde daba técnica de la danza y ballet, el objetivo era prepararlos para entrar a las escuelas de arte. Lo mantuve por varios años y ya en los últimos tiempos llegaste tú y otros muchachos que han ido encontrando su lugar en diversas compañías. Continué formando a instructores de arte y participando como jurado en diversos concursos y festivales. Trabajé en Los 100 años del Danzón, muchos bailarines de la televisión vinieron a Matanzas e hicimos una gira por los municipios, este es un ejemplo de que me mantuve dando el paso al frente cuando se me convocaba.

¿Qué opinas de la danza que se hace actualmente?
Son nuevas corrientes porque surgen nuevos elementos, debido a que la vida tiene que cambiar. Tanto el folklor como la danza en sentido general, sino evoluciona perece. No es lo mismo hablar del tiempo de Gladys y Antonio, Cristy Domínguez y otros bailarines que eran de esa época, en donde el mismo casino se bailaba de una manera más mesurada, marcada, con menos violencia y más tranquilo que ahora. Los momentos son más convulsos, la danza tiene que cambiar. Los jóvenes tienen más energías, más dinámica, es distinto. Yo no puedo ver una danza de mi tiempo a estos momentos, tengo que entender la actual y tener en cuenta todo lo que te explico. Por ejemplo, en la actualidad estoy viendo obras de Danza Contemporánea de Cuba que me gustan mucho.

Desde su experiencia como bailarina, coreógrafa, espectadora de la danza actual, ¿qué consejos les daría a las personas que quieren adentrarse en esta rama del arte?
Jamás se puede olvidar el pasado, porque el pasado es presente y es futuro. De ahí partió todo y desde ahí va evolucionando. Hay que investigar sobre lo que había antes para poder mejorarlo. ¿Qué puede ser?, ¿fracasaste?, está bien, todo no será bueno, pero por eso no se le puede coger miedo a hacer una coreografía, a criticar, sin embargo, para hacerlo hay que saber.

Además del movimiento corporal, las investigaciones y publicaciones era algo que cautivaba a Nora, escribir sobre temas relacionados a la danza para periódicos y revistas formaba parte de su labor como defensora del medio.

Desde el pequeño balcón nos comenta la necesidad de regresar a su querida Matanzas, es que “si no hay agua yo me ahogo”. Para Nora, la capital no se compara con las calles despejadas de su provincia. El aire de río y el olor a sal son motivo suficiente para decidir echar raíces más profundas en donde la vieron nacer. Siendo Premio de Cultura Comunitaria en la categoría de Personalidad, su amor por la cultura matancera y el deseo de hacerla progresar se ha mantenido firme. Su disposición por ayudar y compartir sus vivencias se siente en esta mujer que llaman Chiquitica, pero que ha tenido una vida inmensa llena de ricas experiencias a través de la danza.

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