Danza Voluminosa:Una poética de movimiento auténtica e identitaria

¿Fedra? (2001), Danza Voluminosa, coreografía de Ramiro Guerra. Archivo Borges Bartutis.

Por Harold Gastón
La obesidad en la danza, en la escena o no, desde siempre ha generado debate en la comunidad artística. Tradicionalmente la hemos contrastado con cuerpos delgados y atléticos, lo que ha creado un conflicto para los artistas con una constitución física diferente pues deben mantener un peso bajo. Sin embargo, en los últimos años, se produjo un cambio en la percepción de la estética en la escena, comenzado a reconocer la diversidad de cuerpos y a valorar la inclusión de artistas de diferentes tallas y formas.
Juan Miguel Más, bailarín y coreógrafo, con su compañía, Danza Voluminosa, ha sido uno de los máximos defensores de esta nueva estética en los escenarios. La propuesta,
bajo su dirección desde 1994, pudo brindar espacios donde todos por igual pueden expresar sus sentimientos con el cuerpo.
Sin duda alguna la opinión de este creador es decisiva para seguir cambiando la visión de muchos, por lo que nos acercamos a Juan Miguel para seguir conversando sobre el tema.

¿Usted considera que la danza es un arte para todos, tanto para apreciarla como para practicarla?
Considero que la danza es un arte para todo aquel que tengan necesidad de expresarse y que las personas que deseen bailar y quienes tengan ese objetivo definido, deberían tener acceso a ella. El movimiento no es la única forma de expresión.
Concordamos que la obesidad en la escena no es bien apreciada del todo, pero ¿cree usted que una persona con una complexión más gruesa de la acostumbrada pudiera danzar?
La obesidad puede ser aceptada si se lleva de forma correcta, con una buena práctica, un cuerpo entrenado y un vestuario bien diseñado. Lo más importante es que el bailarín tenga buena técnica y conocimiento de lo danzario, sea flaco, gordo u obeso. Desde lo personal, me he encaminado siempre en aprender y enseñar a mis alumnos la técnica, el equilibrio y todo lo que ayude a nuestros cuerpos a funcionar como un todo, logrando una armonía y una perfecta combinación entre la música, el movimiento y las dinámicas específicas que lleva la danza.

¿Cuál fue su objetivo al crear Danza Voluminosa?
Después de haber obtenido un cúmulo de conocimientos tras mis experiencias en Danza Contemporánea de Cuba gracias a Ramiro Guerra, decidí que todos merecían tener la oportunidad de hablar con el cuerpo mediante la danza, por lo que se convirtió en mi objetivo crear un espacio donde personas obesas tuvieran la posibilidad de formarse como bailarines. De ahí surge Danza Voluminosa, donde podíamos ser nosotros mismos sin correr el riesgo de ser censurados.

Sabemos que el folklore como estilo danzario, en cierto modo ha aceptado bailarines con una constitución física diferente a la acostumbrada. ¿A qué cree usted que se deba esto?
El folklore es una modalidad que muestra la autenticidad de los pueblos y sus costumbres, por lo que sus danzas son típicas y lo bailan todo tipo de personas. No hay una característica específica que deba tener un bailarín para representar al pueblo, esto está dado por la variedad de caracteres.

¿Cuál sería su consejo para aquellos que se limitan a danzar por su constitución física?
Mi consejo es que no se limiten, que busquen formas de expresar su sentir desde la danza, que se acerquen a personas que los enseñen, que comiencen, que rompan estereotipos y que empiecen a hacer lo que les apasiona. Lo más importante es no deprimirse o bajar nuestra autoestima. Por el contrario, hay que luchar por el objetivo que tenemos para lograr nuestros sueños.
La obesidad no debería ser un obstáculo para ejercer la danza. Muchos bailarines con sobrepeso han demostrado su talento y habilidad en el escenario, desafiando los estereotipos de belleza impuestos.
Es importante seguir promoviendo la aceptación y la inclusión en la industria del entretenimiento, y reconocer que la habilidad artística no está determinada por el peso corporal. Todos los cuerpos son dignos de representación en la escena, y es crucial
fomentar un ambiente en el que los artistas se sientan cómodos y valorados independientemente de su apariencia física.
Poder expresarse de una manera bella, no quiere decir que como requisito el cuerpo tiene que ser delgado, sino que esté preparado, que las personas tengan la educación danzaria para poder buscar su propia técnica y expresarse de una manera diferente encontrando una poética de movimiento auténtica e identitaria.

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